Volví a ser el inodoro de Lisa. En los últimos días, al servir a las mujeres en el papel de inodoro, me siento una gran alegría. Las amos están regresando, con quienes no comunicaba durante mucho tiempo. Realmente me faltaban. No tenía suficiente comunicación con ellas, ni el olor ni el sabor de sus heces. La última vez que la conocí a Lisa. Y esta vez la encontré de nuevo. Las señoras Karina y Lisa me invitaron a su casa. Acababa de llegar a casa del trabajo y aún no tenía tiempo de cambiarme, mientras ellas se encontraban sentadas en la cocina charloteando. Las señoras me permitieron hollar sus anusas. El anus de Lisa era especialmente huelecos, porque no era tolerante hasta mi llegada. Su anus estaba un poco sucio en la heces. Después de eso, las señoras, sin levantarse de sus asientos, defecaron en la funela. Karina, como siempre, dio una cantidad muy grande de heces. Era sólida. Lisa dio una cantidad menor, pero su heces eran muy pegajosas y huelecos. Serví a dos hermosas señoras en el papel de inodoro y de nuevo me sentí feliz.