Quel pobre sfigato que está en el suelo es nuestro tappetino lustrascarpes y hoy yo, Gaia y Tatiana lo usaremos todas juntas al mismo tiempo. Seis tacones afiliados y afilados lo haran realmente en pedazos: lengua fuera y mientras lame y limpia otras zapatillas hundidas en su carne, pecho, abdomen, bajo vientre, pero también manos y brazos. Es bueno también suctiar los tacones y por turnos le dejamos que los limpien bien mientras se queja del dolor y las marcas de nuestros tacones comienzan a aparecer. Una vez limpias las zapatillas, le permitimos que las retire y continuamos a calpestar todo su cuerpo a pie desnudo: incluso su cara es aplastada y golpeada por nuestros pies y cuando lo tenemos suficiente lo dejamos allí en el suelo en dolor.