Todo el día escolar, el estómago de la estudiante había estado experimentando terribles calambres. Sin embargo, el creciente dolor que sentía era demasiado para que ella lo soportara, por lo que la estudiante se dirigió a la sala de enfermería de su escuela para descansar. Sin su conocimiento, su maestro pervertido y lujurioso la sigue a través de los pasillos hasta que llega a su destino.
Allí, el maestro lascivo finge preocupación y consideración por la niña, antes de insistir en darle un masaje relajante que seguramente curará sus dolores. La ingenua niña acepta resentida y su maestro se monta sobre ella, acariciándole sensualmente la espalda antes de darle la vuelta y hacer lo mismo. La tímida estudiante desaprueba el manejo brutal de su cuerpo por parte de su maestro pervertido cuando saca un potente vibrador eléctrico, el cual aplica agresivamente en todos sus puntos sensibles con fuertes gemidos.
El maestro desnuda a su débil estudiante hasta dejarla completamente desnuda en la cama frente a él, gimiendo como un animal en celo por la rápida vibración de su juguete presionado contra su clítoris. Finalmente, listo para follarla, el sinvergüenza maestro saca su pene y se dispone a introducirlo en ella.
Sin embargo, justo en el momento en que está a punto de hacerlo, todas las vibraciones en el estómago apretado de la estudiante la abruman a la vez. Su pequeño ano se abre, revelando un tubo marrón-amarillento de pasta que cubre su pene flácido antes de cubrirlo aún más untándolo con las heces en un manoseo sucio. El maestro asqueroso, sorprendido por los eventos, nunca había estado tan excitado en su vida. Su erección erguida se erigió con orgullo, con el montículo de heces apestosas que lo rodeaba mientras la estudiante sorprendentemente erótica continuaba masturbándolo rápidamente.
Finalmente, lo dejó acabar con un trabajo de cola babosa y apestosa contra sus firmes cachetes de culo.