Mi esclavo tiene un gran honor! Está permitido limpiar mis sucias botas de nuevo, mientras yo disfruto fumando un cigarrillo. Claro que su lengua pronto se vuelve muy sucia, así que supongo que no importa cuándo uso su feo rostro como mi aserradero humano…! Me humillaba tan mal y lo hice lamer contra su voluntad – esa es la manera en la que me gusta!