Al ritmo de las bellas bailarinas, los espectadores miran inevitablemente hacia las cabezas. Caen sin falta sobre los derrieres. Ellos bailan suavemente y provocativamente al ritmo de la música y dejan que el espectador se sumerja en un abismo de horniness y excitación. Dispuestos a hacer cualquier cosa para esas cabezas. Realmente cualquier cosa.
Las diosas descienden las escaleras y se dedican al esclavo. Él está despreocupado, pues es un honor recibir tratamiento. Estará dispuesto a hacer lo que las damas juzguen adecuado.
Señora Medea coloca su cuerpo suave sobre el pene del esclavo y expulsa su heces mientras suspiros. Cae exactamente sobre el pene del esclavo.
El pene del esclavo espera la heces erecta y el esclavo espera ser permitido esmearla pronto. Un juego perverso que alcanza su clímax cuando Señora Yara se sienta sobre el rostro del esclavo y heces asimismo. Ambo pene y boca suministrados con heces hacen que el esclavo cumpla pesadamente en una satisfactoria orgasmo de heces.