Sentada Faces: La entrenamiento de un inodoro

El entrenamiento de un inodoro no termina con lograr que consume mis preciosos residuos. El esclavo de inodoro debe ser constantemente empujado a profundidades mayores para que no se vuelva acostumbrado a la degradación y comience a tener pensamientos errantes de tratar de reafirmar su humanidad. El esclavo debe pasar de ser simplemente atado debajo de un inodoro y sirviendo como el agujero debajo de mi asiento de baño, a ser capaz de servir sin restricciones o equipos, excepto, claro está, cuando me siento dispuesto a golpearlo! En esta ocasión uso a mi esclavo como tanto el apoyo como el dispositivo de descarga. Entró casi desnudo y, sin más ceremonias, quité mis medias para que mi hermosa piel brillara en el sol y puedas ver mi sagrada y más perfecta vagina mientras me desplazo. Entré seduciamente y sin esfuerzo en posición. Disfruto de mi saludo habitual patadas en los cojones mientras me desplazo alrededor del esclavo. Luego, sin más formalidades, me coloco en mi posición sentada sobre sus hombros, sosteniendo mis gloriosas gluteos directamente sobre su cara. El ideal de un esclavo de inodoro es poder usarlo sin derrames, que todo mi divino esencia vaya directamente por su garganta. Reposicione mi posición para hacer más regalos de lado. Alas, y no sorprende, el esclavo falla en su deber y deja alguno en el suelo para mí, para proveerle más incentivos en la forma de órdenes y patadas a los cojones, mientras tengo al esclavo de rodillas, cara abajo, en mi heces. Esto es donde pertenece! Al menos sabrá su lugar. ¿Y TÚ, INODORO?

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