La mujer cerró los ojos mientras comenzaba a ssentir el calor de su orina saliendo de su pequeña orina. El calor que entraba en su cuerpo era suficiente para hacer que sus tetas marrones se endurecieran. El jefe le ordenó acercarse, para que pudiera extraer todo su oro. Ella siguió adelante, ya que sintió su lengua de jefe lamer sus fluidos fuera. Ella no pudo soportarlo más, ya que expeló una cumulativa blanca.