Haku pasaba sus mañanas con su mascota humana, quien contaba con un dispositivo de expansión de boca para mantener su boca abierta y listo para satisfacer sus necesidades. Aun mientras ella limpiaba sus dientes, el esclavo mascota se encontraba tendido de espaldas indefensivamente, mirando trozos de pasta de dientes y saliva que se esparcían sobre su cara. Siempre se encontraba debajo del lavabo, a caso ella quisiera esparcir su saliva en su boca. Haku se sentía perezosa y decidió que en lugar de lavarse, recibiría una buena ducha de manos de su esclavo. Sentándose solemne sobre el esclavo de baño, ordenó que comenzara a limpiar su vulva y parte de su glúteo. Sus retoños se adentraron interiormente al sentir la lengua ansiosa y caliente explorando las gargantillas de su vagina, y incluso arqueó la espalda cuando encontró el erizado nipón en el orificio urinario. Cerró los ojos y sostenió su muslo mientras grindaba su vagina deshidratada de la noche pasada contra el expansor de boca. Sentía que la lengua ansiosa continuaba su trabajo, nunca cansada de su vagina húmeda y peluda. Sostuvo un poco más sobre la boca del esclavo, para que su lengua no se desviara de su hueco. Estaría pasando un poco más tiempo en el baño hoy, por supuesto.