La cantante de ópera se encuentra fuera de mi puerta y desea comer mi feces. Bien, primero verifico sus calidades vocales. Su voz suena ordinaria. Tal vez su voz sea mejor si la bebo una vez en su boca. Antes de eso, lo traigo con una cuerda como un cerdo y me escupo en la boca. Cada gota de mi orina consume sin problemas.