Esta noche es una noche especial. Yo y Sra. Galina tenemos que servir a nuestros esclavos lentos. Tuvieron que castigarse con una látigo, se les vestió, se les lamó y les sustituyeron sus bocas para nuestra entretenimiento. Es un honor para ellos. El esclavo aún es inexperto y teme la escatologia. Nosotros le esmearon la comida y le hicimos lamer, déjalo saber que era feces. Se convirtió en nuestro urinario común. Se intoxicó con nuestra orina dorada. Al final de la reunión, la esclava mujer tomó un ciento en el inodoro y el esclavo comió papel de baño, que ella usó para limpiarse. Debe intentar y acostumbrarse al sabor de la verdadera heces.