Hoy debía ser una sesión bdsm sencilla. El esclavo se mostraba ansioso atendiendo mis zapatos y limpiando mi palacio. Decidí sorprenderlo por su lealtad y preparé un postre. El esclavo no tiene mucha experiencia en la dominación del baño, pero sabía que haría literalmente cualquier cosa por mí. Cuando el momento agradable estaba a punto de sucederse, le fue dado un plato profundo y luego preparé su postre de chocolate favorito. Es muy bien comportado, así que comió todo con cortesía y, a cambio, me permití lamer el plato. Sabes que también tú quieres ese postre. ¿Qué vas a hacer con él?