Missy Van y yo castigamos a nuestra esclava de latex. Por qué? Porque es un perdedor y eso es motivo suficiente! Arrodillado en el suelo, se acerca a nosotros para que podamos ***********lo con nuestras látices. A veces tomamos turnos, a veces juntos y a veces tiene que soportar un fuego continuo de golpes. Los gritos del esclavo rellenan el cuarto y nos proporcionan placer. ¡Tú lo mereces!