Esclavo se postraba y esperaba que su Señora llegara a su trono! Ella finalmente llegó y se sentó, entregó algúnas partículas doradas en su boca. Él se arrastró hambriento y comió cada gotita, temiendo no perder ninguna gota.
Ella no entregó mucho aún, pero para él fue suficiente, pues era la dulzura más deliciosa que había probado jamás, y probablemente no tendría más para el día.