La mamá y el papá tienen gustos sucios, realmente. Sus actos sexuales siempre implican heces, sean secas o húmedas. Mamá se desnuda y se sienta encima de la cara de Papá, haciéndolo comer su vagina. Después de estimular su vagina, ella orina en el suelo, a gusto de Papá. Él toca el ano de Mamá para que salga la heces. Poco a poco, heces húmedas y pegajosas salieron de su ano y cayeron en las manos de Papá. Él la cubrió de heces húmedas y luego le hizo sucir su pene. Todo esto sucedía mientras su hija menor escuchaba a través de las paredes delgadas.