Formo a todas mis esclavas femeninas para que se aprovisionen de comida sucia por sí mismas, defecándose en el intestino. Me gusta ver su confusión y sorpresa cuando su mano se introduce en un intestino lleno de merda. Me gusta verlas sonreir al ver cómo la merda cubre su mano con su pulpa calida y ellas están felices de empezar a mezclarla. Sacan su mano cubierta de merda, la suelen poner en la cara y el cuerpo, y saborearla, lamer sus dedos y la mano. Ellas todas lo disfrutan por primera vez, porque son mis comederas de merda, ellas aman los juegos sucios, ellas aman la merda y claro, el spermatozoide mezclado con la merda. Mi nueva esclava, Maya, no es una excepción. Ella está feliz al intentar la merda de su intestino, sujeta el pene sucio en la merda y ingiere el sperma mezclado con la merda. Ella es mía, mi sucia esclava.