Dama Adora, Missy Van Licks y yo disfrutamos de nuestras conversaciones sucias sobre una copa de champán. Adoramos mantener a nuestros esclavos permanentemente castos. Las llaves de la celda, claro está, son nuestras. Por ejemplo, en el anillo de clave, donde estamos regularmente recordados que el placer de nuestra propiedad pertenece a nosotros y se determina por nosotros. O en un collar por encima de nuestros pezones. Esto hace que el esclavo quede bastante hambriento – la próxima orgasmo está tan cerca y aun no alcanzable. ¿Cómo conveniente tenemos un esclavo de casa encerrado durante unos días en un dispositivo de castidad! ¡Salga adelante, queremos jugar contigo! ¡Muestrenos cómo puede quedar tan apretado en tu jaula…!