Enrostrado estrechamente por su casco de correas de sastre, mi esclavo mumificado – que ya había sobrevivido a 15 minutos de sentarse encima de mi cara – ahora debe consumir toda mi orina y todas mis heces explosivas. Para garantizar que no tiene escape, lo aprieto su cabeza contra el muro detrás de él y tiro su cuello hasta que su boca haya formado un sellado completo alrededor de mi anus. Después, desatai cuatro días de heces retenidas explosivamente en su boca. Sin embargo, está tan ajustado contra mi anus que mis heces tienen solo un camino hacia abajo, hacia su estómago, una vez que su boca alcanzó la capacidad. Ríe de él sin piedad lo más mínima y me pinto el resto de la heces en su rostro, dejándolo pensar en los 20 momentos horribles que acabó de vivir, todo grabado en vídeo para tu placer, amigos.
Mistress Wael