Mi esclava de baño se divierte mirándose. Ahora me gusta que yo le haga heces en la boca, en el rostro, en el cuerpo y me cubra de ellas. Ella se vuelve todo en heces frente al espejo. Una sonrisa feliz no se quita de su rostro sucio cubierto de heces. Hecha a bailar completamente cubierta de heces, hace su hoguera cubierta de heces. Y el olor, olor, se deshace en ella, se excita y siempre en punta de aguja. Solo me desvió y ella ya había tomado su juguete sexual y se lo jugaba, sucionaba. A veces me dejo fumar y ella se reclina languidamente fumando y inhalando la mezcla de tabaco y heces. Para ella ahora, las heces son una comida divina y un placer para los ojos. Ha vuelto una verdadera perversa, comensal de heces, puta sucia de baño