Ella se ama tanto a sí misma que aprecia no solo sus partes corporales, sino también las desechas y fluidos que salen de su cuerpo. Está tan enamorada de sí misma que incluso le gusta comer su propia merda! ¡Qué tal, ¡qué tal! Desciende sus pantalones y se inclina, mostrando su perraza atractiva. Alguien la toca en el ano para estimularlo; minutos después, salen trozos de merda de allí, cayendo en un recipiente. Ella toma los trozos de merda y nibla en ellos, sonriéndole mientras lo hace.