Mistress Karina tiene un estudio donde suelen invitarme si soy culpable de algo. Allí fui someter a una dura flagelación, además de que tuve que servirle como baño. Esto sucedió más de una vez. Sin embargo, esta vez fui invitado no para castigarme. Karina decidió presentarme a su amiga Kamilla. Kamilla mostró interés en usar a un hombre como baño y quería probarlo. La Sénora Kamilla resultó ser una mujer gruesa con un aspecto frío y desdenoso. Trató a mi con desdén mental durante algún tiempo y me ordenó lamer las solas de sus zapatos. Después de eso, decidieron acosarme mostrando sus senos, a los que no tenía permiso tocar. Cuando Kamilla desveló sus senos, me había ido loco. Sus senos eran muy grandes y muy hermosos. Después de muchas diversiones, las Señoras empezaron a usarme como baño. Karina lo hizo de forma habitual. Debía ingerir las grandes chorizos de chocolate que lentamente salían de su anus, uno por uno. Comí sus heces durante mucho tiempo y con gran dificultad. Normalmente, una nueva Señora no puede defecar en la boca de un esclavo por primera vez. Pero en el caso de la Señora Kamilla, no fue así. Su gran culo se abrió y salieron tres trozos muy sucios y olorosos de sus heces y cayeron en mi boca. Debía ingerirlos, a pesar de que tenían un sabor muy desagradable.