Entré en la cocina y casi me caí sobre él de nuevo. Mi esposo se había atado a sí mismo de manera intrincada y agarraba una botella de ralladura cortada en su boca. Sonríe al hombre engreído, porque solicitaba de nuevo. Tiempo después de tiempo, él se transformaba en mi propia orina personal, y no le gustaba que tuviera que acelerar unas pocas pasadas al baño. Quería que fuera a la cocina, y a veces me avergonzaba. Pero hoy, mi vejiga estaba bastante llena porque había bebido soda anteriormente. Sujéndome los pantalones, me sentí un poco ridícula aginando mi posición en la cocina. Pero el momento que el borde de la botella de ralladura cortada tocó el underside de mi culo, sentí una inundación caliente corriendo por mí. Mi esposo va a beber mi orina, y disfruta. Hubo algo tan erótico acerca de ello, y deje mi orina libre. El potente chorro chocó a los lados de la botella y corrió rápidamente. Pude oír el elixir cálido gurgleando en la boca de mi esposo – él estaba tomando su tiempo en realmente ingerirlo. Sabía que me hacía escurrir, tomando los sabores, los cuales dice que siempre son más dulces que salados.