La esclava que llegó desde el Reino Unido hace dos semanas ha hecho todo para regresar y servirme como un inodoro humano. La voy a alimentar como se merece. Me pondré mis guantes negros y le colocaré un espaciador en la boca para que esté siempre abierta como un verdadero inodoro. Una vez que esté listo, defecaré directamente en su boca, como siempre será mucho, así que tendré que hacerlo en dos veces para darle tiempo de comerlo todo. Lo ayudaré con mis manos para que todo se vaya hacia abajo y escupirle en la boca le sentará muy bien. El segundo curso de popó que recibirá será tan abundante que le cubrirá la cara y, después de limpiarme el culo, me pararé a su lado para animarlo a terminar su trabajo como inodoro.