Ella ama el orina tan apasionadamente que no es suficiente para ella beber la orina de otras personas – necesita que las personas orinen encima de ella, como si fuera un baño humano. Afortunadamente, no hay falta de hombres dispuestos a retirar sus penes y inundarla con orinas doradas. Enterrada hasta la cintura en tierra y cruzadas por cuerdas que atravesan sus senos, abre su boca y goza de la orina cálida que le llueve constantemente sobre su cuerpo atrapado. Intentaba beber lo máximo de orina posible y animaba a los hombres a orinar más.