Hoy somos dos, mi amigo y yo, hemos decidido que el esclavo se encargue de limpiar nuestros zapatos. Se encontrará recluido debajo de un asiento y tendrá que dedicarse a ello hasta que dos pares de tacones y una botina cada uno estén brillantes. Deberá salivar copiosamente para polir todas estas zapatillas, y el proceso de limpieza estará lleno de insultos.