Mi amiga Gabriela y yo acabamos de regresar al estudio y percibimos que nuestros zapatos estaban completamente sucios, debió ser la barro del garaje al salir del coche. Afortunadamente tenemos un esclavo aquí listo para limpiar todo, pero antes de que vaya a sacar la barro del garaje tendrá que lamerla de nuestras zapatillas. Comienza Gabriela y después de un tiempo su lengua queda completamente marrón, la sola va volviendo limpia a medida que se queja de desagradecerse y se niega a tragarla, por lo que merece las patadas en la cara de sus amoas. También va a espolvorear mis solas y luego las tacones de las dos, pero en el proceso la barro también ha sucio el piso: Gabriela y yo, buenas como somos, soltamos saliva en el suelo para ayudarlo y él se postra para espolvorear las azulejas con su lengua y nuestra saliva.