Yaciedo en la jaula, vestida de shorts denim, medias de tijeras y tenis, descanso tranquilamente utilizando la cabeza de mi esclavo prisionero como apoyo. Pero cuán queja! Ordo que use su lengua para algo más útil, como limpiar las solas de mis zapatos. Él se da cuenta de que están muy usadas, pero entonces ¿qué sería el propósito de hacerlo limpiarlas nuevas? La limpieza continúa, pero ahora ordeno que se postrara para hacerlo más exhaustivo. Ahora es un verdadero tapiz, y en esta posición quiero aplastarlo. Así que comienzo a aplastarlo con mis tenis, primero sin ellas y luego con ellas. Mis medias olan y, al comprimirlo, se encuentra respirando el olor de mis pies surosos también. ¡Qué placer! He gozado, y ahora me va a ir dejándolo en prisión acompañado solo de mis zapatos.