Mis amigas Gea y Cleo y yo comentamos sobre nuestros zapatos, tomados del salario del esclavo que en este momento nos sirve de cojín. El problema es que trae demasiada poca moneda, solo suficiente para satisfacer nuestras caprichos. Nuestro estilo de vida es alto y él tiene que trabajar duro para nosotros! En lugar de caer en la deuda! A medida que intercambiamos estas reflexiones, comenzamos a sentir desconfortables y tenemos despojadas nuestras zapatillas. Miramos el montón de dinero que trajo y ése también parece miserable. Nosotros le ordenamos que se posture bajo nuestros pies y la jaula que lleva es claramente visible. Estamos haciéndolo trabajar en castidad! Y mientras no traiga más dinero, no tendrá la libertad de su pequeño pene! Después de haber expresado estas consideraciones, y cansadas de su servicio de cojín de pie, ordenamos que haga un tapiz de dinero con ese escaso salario que trajo. Él lo hace, y una vez que se forma el rectángulo de papel, empezamos a pisarlo con desdén. Está horrorizado, avergonzado. La próxima vez que queremos tener un tapiz grande de colores verde, amarillo y púrpura! Parece haber entendido y casi gemiendo nos agradece, mientras nos despedimos porque cada minuto que pasa es un minuto de pérdida de ganancias para nuestra próxima salario…