Regresé de mis vacaciones, broncada, y encontré el otoño aquí en Italia. Por esto, obviamente, vesto tacones y medias. Y debajo mío, claro, mi esclavo con el gusanito saliendo de la caja de mi cock. Faltaba un poco jugar con él, tormentarlo y aplastarlo, sobre todo porque ese pequeño es mi propiedad y no puede usarlo sin mi permiso. Acepta que ha sido bueno, y en efecto se enciende solo tocándolo el suelo. Podría incluso llegar a cumplir así, pero hoy no es su suerte. Sólo sufrir.