Dos diosas irresistibles, dos cuerpos estatuescos completamente cubiertos de nylon negro y descansando en tacones afilados de talón alto Este hombre humano no tiene chance de resistirnos y en efecto nos subimos a él al mismo tiempo disfrutando de su dolor. Traspiémoslo repetidamente, perforamos su carne hasta que pide misericordia y nos inclinamos para admirar las huellas que hemos dejado.