Sentada en mi trono, vestida de un vestido PVC negro y botas rojas de rodillas, llamo a mi sirvienta. Ella no llega. Estoy perdiendo paciencia ya, ¿dónde está ella? Debe acelerarse! Llevo a llamar la campanilla de nuevo, y después de un tiempo, finalmente llega. Lleva una bandeja con una botella y dos chocolates en la mano. Pero qué servicio es este? No hay un vaso, ni un contenedor para los chocolates, ni siquiera un paño. Enfadada, hago volar la bandeja al tirar de ella. Le digo que no es capaz, que no puede ser una sirvienta, y que ahora la castigaré como una puta. Ella merece ello! La pongo en cuatro patas, levanto su falda, quito las panties femeninas que está usando y comienzo a penetrarle el culo con mis dedos. Ella geme. Vestida de un estrapon con un gran farallón, la buttfuck. La meto en varias posiciones diferentes y claro está que le gusta. Ella está más apta para ser una puta que una sirvienta. Ahora me quedo recostado y ella es la que se sienta encima de mi pene. Arriba y abajo… Quito mi cinturón dejando el farallón dentro y le doy la orden de continuar follandolo, mientras yo me va con la idea de organizar algún orgy para ella…