Juntos con Tatiana y Gaia acabamos de regresar de una sesión de trampling larga en la que probamos la resistencia de varios participantes. Ahora estamos aquí para castigar al primero en rendirse durante la competencia de trampling, el último clasificado que no pudo soportar el peso de sus amoas. El esclavo será castigado con palizas. Por un momento permitimos que bese nuestras manos, las cuales pronto serán la causa de dolor y vergüenza. Comenzamos inmediatamente con golpes fuertes, cada una de nosotras golpea durante unos segundos y alternamos mientras también insultamos y reímos de él.
Después de un tiempo, el rostro de la esclava comienza a enrojecer y luego morir de color púrpura, el esclavo está atónito por los golpes y también comienza a sudar hasta el punto de que nosotras ya no queremos tocarlo, está sucio, y lo dejamos sufriendo en el suelo.