Este tonto me ha decepcionado una vez más y hoy mismo me encuentro obligada a castigarlo y insultarlo por la nada que es. Lo coloco en rodillas con la cabeza sobre las escaleras, casi como si fuera una guillotina, pero en lugar de la hoja serán mis pies envueltos en nylon negro los que aplastarán su cabeza. Me levanto sin misericordia sobre su cara, concentrando todo mi peso en un pie, luego los intercambio y finalmente también lo uso como silla humana sentándome sobre su ahora deformada cabeza, sin parar de insultarlo como merece.