Hoy os muestro mis uñas, mis dedos, mis manos … perfecciones para destruir el rostro de un esclavo y en este video os doy prueba de lo que estoy hablando. Sentada en mi trono, el esclavo se acerca, está en rodillas delante mío y comienzo a golpearlo cruelmente. Lo pego con ambas manos, lentamente, luego más rápido, más duro y más duro mis golpes van a la cara y él acepta sin quejas. Hasta que el poder y la velocidad de mis golpes se vuelven difíciles de soportar incluso para un esclavo tan bueno como el mío y permito que adore y besen mis manos antes de que se vaya.