Mi mayordomo debe estar listo cuando despertarme y es cierto que va rápido en traerme el desayuno. Sin embargo, el primer objeto que veo por la mañana es su gran panza y esa toalla de cocinera que cubre esa pequeña vergüenza de un pene. Tal vez sea más corto que mi gran uña del dedo, pero disfruto humillándolo y a veces despojo su pequeño pene. Continúo mi desayuno, dejo caer un trozo de brioche, piso sobre él y intento hacer que lo coma, pero comerá más tarde, cuando lleno su boca con mis excrementos, por otro lado, esto es cómo he entrenado a este inodoro humano