Regreso a casa después de una caminata en el parque con amigos. Mi esclavo está esperándome tendido como un alfombra y explico que realmente necesito una alfombra porque mis zapatos están suciosos de barro, barro real y sucio. Me coloco encima de él, doy unas vueltas a limpiar mis zapatos y su pecho comienza a ponerse más oscuro. Disfruto y sigo caminando de uno lado para el otro, me gusta escuchar el sonido del barro entre mis solas y su piel. También me coloco encima de su cara, aplasto, la sucia y deja rayas marrones en sus mejillas. Aún no estoy del todo contenta, ordeno que abra la boca y lame mis zapatos para completar el limpieza y al final quiero ver su lengua sucia y marrón.