Hoy es un día importante para mi esclavo: lo mantuve en castidad durante mucho tiempo y sus bolas cargadas lo prueban, pero fue bueno y el tiempo ha llegado para el premio justo. Fuera de la jaula de su pequeño, suave pene, fuera de mis tacones y comienzo a tocarlo y tomarlo entre mis piezas desnudas. No puede resistirme, siento que, y lentamente la erección que esperaba llega: continúo masturbándolo y controlando su placer. La abstinencia parece haber tenido un efecto retrasador en él, así que aumento el ritmo, me lubrico primero con saliva y luego con aceite. Me aburro entonces le doy los últimos 60 segundos antes de dejarlo allí con sus bolas cargadas. Pero bajo la amenaza, el esclavo se rinde y finalmente explota, arrojando todo el semen sobre mis pies.