Hoy tuve la brillante idea de realizar un viaje de carretera con este esclavo… ¡por Dios, no paraba de hablar! En tres horas de viaje en automóvil tuve que escuchar tres horas de chabacano. Ya no puedo aguantarlo más.
Finalmente en mi dungeon tengo oportunidad de callarlo y tomar mi revancha.
Entramos, ordené que se quitaran mis zapatos y quedé descalza. Él sigue molestándome con su gabo, así que lo tomé y metí mi pie en su boca. Pero una vez no es suficiente para que entendiera que debía callarse, así que lo repite repetidamente metiendo mis pies en su boca hasta que estrangulara, repetidamente, no quiero escuchar su voz más. De vez en cuando intento desacelerarme, pero habla de nuevo hasta que entiende que la única forma de detener esta castigo es callarse. Tomó un rato, pero finalmente lo entendió…