Mi matasaco está untado y esto me molesta mucho. Debe mantenerse en forma para su Señora! En lugar de ello, no lo hizo y por esto, lo castigaré sin piedad! Aproximándomele casi suavemente, muestro los arenales que uso bien, sin decirle el motivo de mi castigo. Hago que le los bese en saludo y sumisión y luego me pongo encima. Mis talones hundidos inmediatamente en la grasa. Disfruto aplastándolo, hundiéndome más y más. Incluso salto encima de él y se desploma como merengue. Demasiado divertido! Mientras reo, quejándose. Puedo mantenerme sin manos, en equilibrio. Ahora está todo hundido, pide mi misericordia. Saco y me va sin decir nada, pero espero que con mis acciones haya podido adivinar lo que me ha molestado…