Mendigo ante mi trono, este esclavo está a punto de sufrir mis manos fuertes. Quiero divertirme con su gran cara, frazandola. Pero acompañará la castigo la excitación de sentarme encima de él, vestida de cuero sexy, mientras rozo su pene. Más que le mire y se enciende, más duro azoto. Mis manos son hermosas como son misericordiosas. Sonríe como un tonto mientras miro de cerca esas mejillas rojas…