Este esclavo está completamente atado y sujeto al suelo, desnudo y totalmente a nuestras disposición. Mi amiga Cleo y yo tenemos un gran deseo de humillarlo y dominarlo en todos los sentidos, utilizando nuestras tacones, nuestras látigas y mucho más. El esclavo sufre una mezcla de dolor y excitación que lo lleva a la inesperada erección de esa pequeña vergüenza que en el momento continuamos a golpear y destrozar. La humillación continúa con la saliva en la boca y el borboreo y el fartear en el rostro, aplastamiento de gargantas con pies descalzos. Al final, yo uso tacones también para destruir sus cojones juntos con Cleo y cuando estamos satisfechos nos deshacemos de él atado al suelo.