Botas, látigo y pantalones brillantes, estoy lista para un viaje, pero hoy mi caballo no es un caballo, sino un hombre desnudo con una máscara. Él espera por mí a cuadrúpedes, subome y me lleva por el cuarto, le doy algunas indicaciones, pero más que un caballo, él parece tonto como un burro. El último recorrido lo hago sobre sus hombros después de que me haga levantar, luego de nuevo a cuadrúpedes para que pueda pisarle las manos, y luego lo envío a descansar en su jaula de nuevo.