Llego hasta el armario negro en el que tenía encerrado a mi esclavo. Él es mi esclavo de vaca, piebald y con udders de vaca, está completamente desnudo con una máscara que cubre su cara y boca y ya está excitado solo viendome. Primero lo ato con una cuerda, que luego fijo al armario: ahora está allí delante mío, brazos arriba y atados y no puede escaparme. Quiero destruir esas tetas rosadas y duras. Comienzo con mis manos con pinches más fuertes y luego también usando mis uñas. Pero después de un tiempo, ataco dos pinzas, aplastando sus tetas duras. Sin embargo, no estoy contenta, entonces comienzo a atarle pinzas cada vez mayores que empiezan a deformar su cuerpo: ahora las udders en tracción cuelgan abajo justo como una vaca. Mientras disfruta con los ojos mediacerrados para todo el dolor que estoy infligiendo en él. Desato de él del armario y lo llevo por allá haciéndole inclinarse para que las pinzas traccionan y alarguen esas putas tetas mientras su pequeño pene suela con emoción. Pero no es el momento de llegar a la culminación.
Lo vuelvo a encerrar en el armario nuevamente con las pinzas aún atadas.