Regreso a casa después de un paseo con mis dos pequeños perros, un macho y una hembra, completamente desnudos, los mantengo en un collar en mi total control. Me siento en mi trono y despues de dejarles dar un beso a mis botas de piel negra, explico que uno de ellos tendrá que adorar mis pies mientras que el otro se concentrará en mis manos. Ellos se deshacen suavemente de mis botas y mientras el hombre comienza a lamer mis pies, alcanzo mi mano hacia mi esclava femenina que abre inmediatamente su boca y deja que entran mis dedos. Sus bocas y sus lenguas besan, adoran y laman incesantemente mis extremidades y es tan satisfactorio para mí que he olvidado incluso quitarme mi abrigo de piel:
Trampilo, me despojo y los dejo en el suelo.