Hoy estoy relajada y no quiero esfuerzo. Tengo un doormat a mis pies listo para ser pisoteado, pero a sorpresa no será yo, sino Maya. La llamo y corre. Está vestida de una manera desvergonzada y sus ropas pueden hacerla parecer una mujer inocente. Ella realmente se pone encima del matalaso con sus zapatillas y luego lo quita, haciéndole oler las calcetines sucios. Hahaha, mi mujer aprende rápido! Por ahora sabía tratarla a un esclavo. Solo necesita más práctica con el pisoteado, pero eso es por qué deje el campo para ella. Mientras disfruto el espectáculo y me juego, me intriga ver sus reacciones, así que ordeno que se quiten sus calzones. Maya, por otro lado, quita sus calcetines y pisota a él bajo sus pies húmedos. Pongo mis zapatos en el pea y juego con él. Me pregunto en voz alta si es largo tiempo que le permito acabar y esto podría ser la ocasión correcta. Pero si tiene que ganárselo! Mientras me masturbo a él le cuento a Maya que ponga toda su peso sobre el rostro del doormat. Disfrutará sufriendo, sufriendo disfrutará! Y así como pies surosos aplastan a él, mi mano hace que salga su sudor…