Este malhechor se escondió en mi bodega y esperó a que me relajara en mi silla para atacarme y divertirse. Me sorprendió un poco, pero no me toma mucho tiempo en darle una serie de patadas al cuerpo y cabeza, dejándolo aún medio stupefacto y desnudo en un tatami en presencia de una diosa vestida de karateka: sí, porque quiero darle una buena lección y transformarlo de agresor a sumiso. Quiero lucharlo, si quiere salir tendrá que derribarme, pero si pierde se convertirá en mi esclavo de pies. Claro que soy demasiado fuerte para él, lo someto con patadas, puñetazos y mantenciones sobre y sobre again y cuando lo inmovilizo le doy un sabor de los pies odorosos. Cuando ya no puede mantenerse de pie y pide misericordia, les doy el culto a los pies y más… Ahora que está completamente sumiso y en mi poder quiero controlarle el placer, quito sus calzones y comienzo a masturbarlo y enseñarle a cumplir con mis pies: primero footjob y luego con mis pies sobre su cara me masturbo con mis manos hasta que cumpla para mí.