Miro a mi esclavo con desdén y satisfacción. Desdén porque, sentada en mi trono, puedo ver toda su inferioridad. Satisfacción porque está en castidad, y pronto será mi inodoro. Ordena besar los zapatos mios si quiere que me levante y me acerque a él. Hace lo siguiente. Le doy mi saliva y me siento sobre su cara. Antes de convertirme en su inodoro, quiero divertirme aplastándolo debajo de mi culo y mi vagina. Así que se familiariza con el área hahaha. No puede respirar, varias veces me suplica que detenga pero insisto. Quiero borrarle la mente, quiero que su cara desaparezca entre mis gluteos! Luego de repente saco la llave de su cinturón de castidad de mis bolsillos y amenazo que, si no come todo, no abriré la jaula para él. Parece entender … Atravesado sobre él, con mi orificio muy cerca de su boca, defaco lentamente. Quiero darle la oportunidad de saborearlo, de masticarlo y de ingerirlo. Salen pocos pedazos, ni duros ni blandos, y mi inodoro los come. De mi orificio a sus labios, directamente. Después de alimentarlo, ordeno que me limpie con su lengua y ahora está en extasis y consciente de su sumisión.