Estoy en casa esta noche y quiero desahogar mi sadismo con la esclava que acabó de preparar la cena. Estimulada por la situación en la cocina, hice que estuviera desnudo y se postrara a un lado de mi sofá. Deslizé su pene por el mancal de la tabla de cortar que acabó de usar para cocinar. Es muy conveniente porque tengo una tabla cómoda contra la que aplastar su suave pene y inmediatamente comienzo a hundir mis talas en él. Sufre y queja mientras yo me enfoco en sus testículos y pene con toda mi crueldad, también me ayuda con otras herramientas como esta pequeña rueda que me recuerda la utilizada para cortar las raviolis caseras… Deja que tome mis zapatos y continúe descalzo, usando mis pies como una pinola que rueda la masa en la tabla de cortar. Me divierto mucho y me siento sentada encima de su pene y aplasto con mi trasero también, quiero usar mi cuerpo completo para desintegrar su pene! Pero guardé el mejor para el final: una cuchara de madera cuyos golpes serán el golpe final para este desafortunado esclavo.