Este nuevo instrumento ha llegado finalmente y quiero darle la bienvenida a la esclava que tiene mi marca tatuada en su espalda. La inmovilizo en los tobillos, un poco de cabeza hacia abajo, dejándole solo sus manos libres para poder apoyarse contra la estructura. En esta posición percibirá el dolor diferente. He preparado varios cañas para usarle, y así comienzo a dejarlo ver mi sadismo. Un golpe después de otro, una herramienta después de otra, lo golpeo en el trasero y en la marca de espalda, marcándolo más y más. Sus oraciones de misericordia nunca llegan, dice que se trata de un hombre fuerte no de un débil. Respeto que para mí esto puede ser una ventaja, una incentivo para golpear más duro y más largo. Y así lo hago. Cuando me canso de que intenta protegerse con sus manos a pesar de que las deje libres para otro propósito, retiro el clavito y lo coloqué de cabeza para que implore por rectificarlo …