Mi amiga Gabriela y yo somos realmente irresistibles hoy, falda corta y calzas negras y un gran deseo de dominar. Para la ocasión, tenemos una doble matasana frente a nosotros y no desperdiciamos tiempo, subimos a ellas, manteniéndonos en equilibrio con una barra colgada del techo. Caminamos sobre su carne blanda y detenemos varias veces sobre sus rostros, con toda nuestra peso hasta que se deforma la forma de su rostro. Pero esto no es suficiente, nos desquitamos, casi golpeando con nuestros pies y luego caminamos en sitio sobre sus cabezas mientras ellas siguen gemido sin resultado: solo tienen que agradecernos si quieren esperar que detengamos…