Mi esclavo ha estado atado y yaciendo en el suelo durante horas: la sed se vuelve extrema. Llego yo a él, pero no llevo copas ni botellas de agua conmigo, solo una bocina negra … Me siento sobre su pecho, la mascara cubre su boca, pero me compadecen y retiro el tapa. Para aliviar su sed, comienzo a darle algunas de mi saliva y me esforzó en esparcirla con precisión donde estaba el capó. Está bien, así que quito mis calzas, pongo la bocina en su boca y comienzo a hacerlo beber en verdad: tengo mucho que darle y él necesita tragarlo rápido si no quiere asfixiarse.